En 1995 Mavis Chirandu fue abandonada en una ruta de Zimbabwe, un país cuya esperanza de vida es de 39 años y donde cerca de 15 mil personas mueren al año a causa del HIV. Sin embargo, supo reponerse ante la adversidad y ahora forma parte del seleccionado de fútbol femenino de su país.
Sin haber conocido jamás a su madre, la joven de 21 años tiene que vivir sabiendo que tampoco pudo saber la identidad del hombre que la encontró tirada con apenas días de vida y le salvó la vida, al llevarla a un orfanato.
«Estoy tan agradecida al hombre que me trajo al orfanato. Allí encontré una familia que no se diferencia en nada de aquellas en las que los niños viven con sus padres biológicos», contó Chirandu, de 21 años, a Aldea Infantil SOS, ONG que sirvió como su hogar hasta el día de su adopción.
Con los años, la mediapunta que actualmente defiende los colores de Zimbabwe en el los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro conoció el fútbol y advirtió que era superior a sus amigas: «Me enteré de que era buena jugando al fútbol cuando tenía 11 años».
Así, comenzó una carrera como futbolista que encontró su máximo esplendor en Brasil, cuando logró marcar un gol en la derrota por 3 a 1 ante Canadá.
Ahora, su historia se ha convertido en un ejemplo para muchos niños que se encuentran en la misma situación en que ella estaba hace 20 años. «(Chirandu) ha logrado sobresalir en un campo a menudo dominado por hombres y lo ha hecho con pasión y determinación», explicó Edwin Magosvongwe, director de los Programas de Aldeas Infantiles para Jóvenes de Zimbabwe.